lo que aturde es el golpe de agua fría
que nos despierta tras la avalancha
de tiempo pasado en las cúpulas
en los paisajes creados de eco
en los cuerpos como extensión
del martirio y las ambiciones
lo que aturde no es la ausencia
de instrucciones ordenes o mapas
es la carne que se eriza al descubrir
su carcasa crisálida de vidio
cáscara endeble que tiembla
que se hace boca abierta manos
que descubren la debilidad del muro
y empujan
lo que aturdía
era el caldo de promesas
sin sabor viscoso como grilletes
afilado como el trazo de nadies que esperan
su turno para ofrecer la cerviz
lo que aturdía era la costumbre
el empeño del sol mecánico
la debilidad de querer repetir
lo que ya sabemos hacer
lo que hicimos hasta quemarnos
hasta que se nos agotó el vigor
lo que aturdía era el círculo
el ciclo que dejó de escuchar
el origen de su poder indiferente
lo que aturdía eran los estertores
del día precipitándose
de la fantasía reventando
de la realidad encontrando su cola
en la oscuridad
contra el suelo
y devorándola
los que fueron dentro del zumbido
saben como sabe un pichón su vuelo
que vinieron a este aliento para resistir
el paso filo de la luz artificiosa
por eso esperan acurrucados en el espejismo
podéis ver su pecho quieto
el fuelle que se va apaciguando
miden con su respiración las huellas
del fantasma y cuentan los mordiscos
que restan para que el estruendo se derrumbe
los que fueron engañados
hoy estrenan luz y bostezo
miran en silencio ese otro mundo
sin promesas sin cimas y sin cielo
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