Diario de sueños (4 de diciembre de 2024)
Como ayer vi en Nadie sabe nada a Berto Romero hablar de que llevar un diario de sueños puede ayudar a tener sueños lúcidos, y casualmente esta noche he tenido uno que recuerdo muy bien, voy a comenzar aquí este diario, que iré rellenando los días que recuerde lo soñado. Y como aquí en el Fediverso lo compartimos todo vais a tener que sufrir mis idas de olla. Pero como también soy buena persona usaré el hashtag #karusueños para que lo podáis silenciar.
En el sueño de anoche estaba en una piscina olímpica junto a varias personas más. Una mujer nos gritó, ¡a sus puestos!, y todos corrimos a por unos taburetes plegables que nos servirían para lanzarnos al agua. Cuando lo hice el taburete se resbaló, y casi me pego tremenda leche. Al caer a la piscina nos dimos cuenta de que la profundidad del agua era de más o menos cinco cent
... mehr anzeigenDiario de sueños (4 de diciembre de 2024)
Como ayer vi en Nadie sabe nada a Berto Romero hablar de que llevar un diario de sueños puede ayudar a tener sueños lúcidos, y casualmente esta noche he tenido uno que recuerdo muy bien, voy a comenzar aquí este diario, que iré rellenando los días que recuerde lo soñado. Y como aquí en el Fediverso lo compartimos todo vais a tener que sufrir mis idas de olla. Pero como también soy buena persona usaré el hashtag #karusueños para que lo podáis silenciar.
En el sueño de anoche estaba en una piscina olímpica junto a varias personas más. Una mujer nos gritó, ¡a sus puestos!, y todos corrimos a por unos taburetes plegables que nos servirían para lanzarnos al agua. Cuando lo hice el taburete se resbaló, y casi me pego tremenda leche. Al caer a la piscina nos dimos cuenta de que la profundidad del agua era de más o menos cinco centímetros, así que poca natación íbamos a hacer allí, pero la mujer nos dijo que no nos quejásemos tanto, que enseguida se llenaba.
A todo esto vi que a mi vera estaba un compañero de trabajo, que mientras esperaba a que subiese el nivel del agua se sacó una lata de cerveza de la mochila. ¿Quieres?, me preguntó. Yo le dije que no bebía, y entonces me sacó una cero cero de la mochila, que parecía el bolsillo de Doraemon.
Como solo puede pasar en los sueños, nos vimos trasladados a mi antigua casa, donde seguimos la fiesta. Yo vivía en un ático, pero en el sueño estábamos en el bajo, vaya usted a saber por qué. Entonces oí un grito: ¡vecino, el parte meteorológico! Me asomé a la ventana y allí estaba mi vecino David, diciendo que alguien había aparcado en el vado del garaje. Yo le dije que no era mi coche, que el mío estaba aparcado calle abajo. Entonces me pregunté a mí mismo por qué no lo había dejado en el garaje, y yo solito me contesté: porque ya no es tu casa, Carlos.
#karusueños