He visto Adolescencia (Netflix) y he leído algún artículo que me parecía que la instrumentalizaba para secundar tesis sociológicas sobre el asesinato machista entre adolescentes.
Yo creo que lo mejor de la serie es, precisamente, que reta al espectador a vivir la aberración lógica que supone un crimen absurdo; la estupefacción que atormenta a todos los personajes empáticos que rodean al criminal (padres, polis, educadores, compañeros del instituto…).
Vivir la aberración lógica implica quedarse jodido con un problema entre manos sin resolver, y ademas no cuadra con la agenda de quienes acudan a la serie buscando tesis sociales concretas para atajar el problema.
Sin duda Adolescencia ofrece un cóctel de causalidades que explican parcialmente al criminal (modelos de masculinidad, patologías mentales, etc), pero siempre en convivencia con ese elemento inefable, absurdo y aberrante que mentes menos científicas atribuirían a la mano del diablo, a la mala fortuna, a la existencia metafísica del Mal.
Darle importancia a ese factor es inaceptable para muchos activistas, porque parece eximir a la sociedad de su responsabilidad de crear a sus monstruos. El factor accidental, azaroso, en cuanto incontrolable, se presta a lavarse las manos: shit happens, etc.
Sin embargo, de ese factor va la serie; de cómo los personajes no logran resolver los por qué, y cómo van a vivir sin lograr resolverlos.
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Juan Lobo
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